El silencio, esa era la única compañía que tenía en casa, que pese a lo ostentoso de su decoración, me seguía pareciendo vacía, desde la muerte de mi esposa.
Aquella noche decidí ponerme a leer, no me atraía demasiado la idea de irme a dormir, así que me senté en el butacón de piel que presidía el salón, abrí el libro y me encendí un cigarrillo.
Pasaron unos minutos hasta que escuche el primer ruido, procedía del exterior, me asomé a la cristalera que daba al jardín pero solo veía oscuridad.
-Habrá sido algún animal. -Pensé
Volví al sofá riéndome de mi mismo, me había asustado por un miserable ruido...
El segundo ruido fue mucho más intenso, pero esta vez venía del interior de la casa, de la buhardilla. Me levanté del sofá y me dirigí cautelosamente al armario donde guardaba la escopeta. Cada vez que daba un paso, el suelo de parquet crujía bajo mis pies. El corazón me iba a explotar.
Nada más cogerla noté un metal frío en la nuca.
-Suéltala y estate calladito, si te portas bien no te haré daño.
Tenía una voz desgarrada que helaba la sangre.
-Coge lo que quieras y vete, tengo mucho dinero guardado en los cajones de mi cómoda.
-No me interesa tu dinero.
Me ató a una silla y se colocó enfrente de mí. Iba vestido completamente de negro, y un pasamontañas cubría su rostro, mostrando únicamente la boca y los ojos, unos ojos fríos e inexpresivos.
-¿Dónde está?
Al hablar no mostraba ninguna emoción, parecía una máquina.
-No se de qué me estas hablando.
-No me intentes engañar.
Apenas sentí dolor cuando me dio el puñetazo, estaba tan nervioso que no sentía nada, solo miedo.
-¡Dónde está!
En medio de una total confusión vi cómo alzaba de nuevo su puño. Cerré los ojos esperando que me golpease. Pero el golpe no llegó. Al abrirlos pude ver a otro hombre, de cuya presencia ni mi agresor ni yo nos habíamos percatado hasta entonces, estrangulando al desconocido que había irrumpido en mi casa.
Desató las cuerdas y me ayudo a levantarme.
-Tenemos que salir de aquí.
La situación se había apoderado de mí totalmente, me entró la histeria y empecé a gritar.
-¿Quién era ese tío? ¿Qué buscaba? ¿Quién eres tú?
-Cállate, estoy aquí para protegerte, ese hombre buscaba algo que perteneció a Sara, algo muy importante.
-¿Qué perteneció a mi mujer?
-Salgamos rápido de aquí, corremos peligro.
¡Tremendo inicio, maestro! Esto huele a thriller trepidante :) ¿Cuándo podremos deleitarnos con el próximo capítulo?
ResponderEliminarAntonio Abós.
Pues el siguiente capítulo está en construcción, gracias por sus comentarios!
ResponderEliminarUn abrazo muy grande.
buah! cada vez q me meto en este blog y leo algo nuevo me dejas cn la boca abierta y pensando: joe....sabia q escribias bien, pero tanto?? menuda obra maestra! yo tb estoy ansioso por leer el siguiente capitulo, enserio!
ResponderEliminarDani!Lou al aparato!que grande eres!a ver para cuando el siguiente capítulo, que nos has dejado con un "Ya has visto 72 minutos hoy" ¬¬, uqe intriga! Sigue asi!!
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