Los medios de comunicación se han hecho eco estos días de la muerte de un pulpo. Pese a lo absurdo que la noticia pueda parecer, no es baladí, pues hoy he leído en la red de redes que: “Quien nos hiciese campeones del mundo ha fallecido en su domicilio habitual”
Su hazaña, por supuesto, merece un reconocimiento proporcional a la magnitud de esta, así es que, en su “domicilio habitual” van a erigir un monumento en su honor, expondrán los mejores momentos de su vida y podremos deleitarnos observando los regalos que le han llegado de todos los rincones del mundo.
Gracias a estas noticias, ha aumentado mi ego, y ahora me siento participe directo de la victoria de España, dado que al igual que nuestro querido octópodo, también predije la victoria de nuestra selección desde el principio.
La fama no va con mi estilo de vida, pero tal vez si hubiera amaestrado a una mascota para ir siempre a una urna ahora recibiría magníficas ofrendas de diferentes países.
Espero que los jefes de marketing del ‘Sea Life Aquarium’ sepan aprovechar el tirón, y le den sepultura, así el uno de noviembre tendrán flores suficientes para decorar el acuario entero y, porque no, parte de Alemania.
Visto lo visto debemos agradecer que personajes como Rappel, Aramis Fuster y cia jamás acierten en sus predicciones, pues las consecuencias podrían ser funestas.
Ondeemos nuestras banderas a media asta españoles, ha muerto el pulpo Paul.
Gran crítica, Maestro! Yo también he estado hasta las narices del puñetero pulpo desde que empezó a hacerse famosete ya en octavos de final.
ResponderEliminarLa verdad, yo también he quedado consternado estos días, pero el motivo de mi aflicción ha sido encender la televisión y encontrarme con biografías plagadas de curiosidades inéditas sobre la vida de un cefalópodo en todos los canales.
Descanse en paz, pulpo Paul (¡Aunque eso será si le dejan!)
Antonio Abós.
La pura realidad del mundo en que vivimos.
ResponderEliminarAdelante Dani; ya tienes otro fan.
Continúa por favor.
Domingo Bueno